miércoles, 19 de noviembre de 2014

Todo puede convertirse en arte

Para conseguir que los niños (de 5-6 años) experimenten por sí mismos cómo cualquier objeto cotidiano puede convertirse en una obra de arte realizaremos en clase esculturas a partir de objetos cotidianos. 

MATERIALES:

- Sillas que estén rotas, cojas, etc.
- Alguna mesa que ya no se utilice o tenga algún defecto para utilizarse como tal.
- Escobas, fregonas, cubos, recogedores, etc.
- Menaje de cocina (que no contengan vidrio o cristal por la seguridad de los niños).
- Todo tipo de material para poder transformar los utensilios anteriores en esculturas (cartulinas, todo tipo de pinturas, papel de cebolla, plásticos, pegamento, tijeras, materiales reciclados, etc.).





GRUPOS:

Para realizar la actividad dividiremos la clase en 4 o 5 grupos, de modo que en cada grupo haya 5 alumnos como máximo.



DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD:

La profesora les explicará a los alumnos que cualquier elemento de la vida cotidiana con un poco de imaginación y creatividad puede convertirse en una obra de arte. En este caso vamos a realizar una escultura. 
Cada grupo elegirá un elemento de la vida cotidiana para convertirlo en escultura y también decidirán con qué materiales realizarán la transformación. Tendrán una semana completa para realizar la actividad. La profesora sólo les ayudará en lo imprescindible y no les indicará que hacer, porque lo que pretendemos es que exploten su creatividad e imaginación lo máximo posible.
Mientras que los niños van realizando sus esculturas, la maestra irá realizando fotos de todo el proceso.  Una vez terminada la escultura cada grupo deberá elegir un nombre para su pieza, que deberá ser elegido de forma democrática por todo el grupo.



EXPOSICIÓN DE LAS ESCULTURAS:

El lunes siguiente se realizará  una exposición de las esculturas de los niños en la clase, donde podrán asistir todos los niños del centro y los padres. A la vez, se estará proyectando en el aula una presentación de Power Point con música y las imágenes de todo el proceso, de modo que los asistentes a la exposición puedan valorar el proceso y no solo el resultado.

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